La soberbia
Inspirado por la necesidad que tenemos de erradicar la Soberbia de nuestras vidas, me permito hacer esta reflexión, con el propósito de que nos ayude a localizar su origen en nuestra vida y así poder trabajar en la humildad, tal como nos lo pide Jesús.Definición del concepto:
Existen tres términos relacionados: amor propio, orgullo y soberbia. Para distinguirlos podemos tener en cuenta que la soberbia es más grave que el orgullo y el orgullo que el amor propio, aunque bien pudieran ser sinónimos, ya que la soberbia, el orgullo y el amor propio se manifiestan normalmente bien compenetrados.
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1. Del latín superbia,
la soberbia es definida por la real Academia
Española como "el apetito desordenado de ser
preferido a otros". El concepto puede asociarse a
la altivez, el engreimiento,
la presunción y
la petulancia.
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2. Estimación excesiva de sí
mismo con menosprecio de los demás.
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3. Característica personal que implica
la constante y permanente autoalabanza.
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4. Actitud de constante autoadmiración
que hace que la persona en cuestión deje de considerar
los derechos y necesidades de aquellos que la rodean al
considerarlos inferiores y menos importantes.
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5. Pasión desenfrenada por uno
mismo. Una actitud que consiste en la propia
adoración, en la
idolatría personal.
En nuestra lengua española podemos apreciar que existe una similitud entre ambos términos y que es muy fácil de confundir, sin embargo, se puede diferenciar la soberbia del orgullo porque, el orgullo, puede referirse al sentimiento valioso que se manifiesta por algo que uno hizo, como un trabajo o un esfuerzo. Es lo que señale anteriormente como "orgullo positivo" de que hablan los psicólogos. Sentir esto -señalan los clínicos- no es malo en sí mismo, pero cuando el reconocimiento es excesivo, el sentimiento resulta negativo. En psicología se denomina "narcisismo" a la manifestación exagerada de estos síntomas.
El psiquiatra y catedrático Enrique Rojas, en un studio que ha realizado acerca de la soberbia y el orgullo, es bastante claro en su exposición, de esta manera, y a la luz del conocimiento científico, anexo parte de su documento:
Dice:
La soberbia consiste en concederse más
méritos de los que uno tiene. Es la trampa del amor
propio: estimarse muy por encima de lo que uno vale. Es falta de
humildad y por tanto, de lucidez. Señala además
que, la soberbia es la pasión desenfrenada sobre sí
mismo. Apetito desordenado de la propia persona que descansa
sobre la hipertrofia de la propia excelencia y que es fuente y
origen de muchos males de la conducta y es ante todo una actitud
que consiste en adorarse a sí mismo: sus notas más
características son prepotencia, presunción,
jactancia, vanagloria, situarse por encima de todos lo que le
rodean. La inteligencia hace un juicio deformado de sí en
positivo, que arrastra a sentirse el centro de todo, un
entusiasmo que es idolatría personalMas adelante Rojas señala que hay dos tipos de soberbia:
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1. La una que es vivida como pasión, que
comporta un afecto excesivo, vehemente, ardoroso, que llega a
ser tan intenso que nubla la razón, pudiendo incluso
anularla e impedir que los hechos personales se vean con una
mínima objetividad.
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2. La otra es percibida como sentimiento de
forma más suave que podríamos llamar
orgullo.
Rojas continúa su explicación diciendo que hay una gradación entre dos estirpes: soberbia-orgullo que van de más a menos intensidad, tanto en la forma como en el contenido. Entre la soberbia y el orgullo hay matices diferenciales, aunque sus características se repiten como denominador común. Se puede resumir así: apetito desordenado de la propia valía y superioridad. Es una tendencia a demostrar la superioridad, la categoría y la preeminencia que uno cree que tiene frente a los de su entorno. En general estos dos conceptos se manejan como términos sinónimos, aunque se pueden apreciar algunas diferencias interesantes.
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1. La soberbia es más cerebral, se da en
alguien que objetivamente tiene una cierta superioridad, que
realmente sobresale en alguna faceta de su vida. Hay una
evidencia por la que puede ser tentado por la soberbia, no
necesitando del halago de los otros y haciendo él
mismo su propio y permanente elogio de forma clara y difusa,
rotunda y desdibujada, a tiempo y a destiempo, con
ocasión y sin ella. Sus manifestaciones son más
internas y privadas, aunque pueden ser observadas por una
atmósfera grandiosa que él crea sobre su
persona y además, a través de sus
máscaras; hay arrogancia, altanería, tono
despectivo hacia los demás, que se mezclan con
desprecio, desconsideración, frialdad en el trato,
distancia gélida, impertinencia e incluso, tendencia a
humillar. Otras veces, esas máscaras son de una
insolencia cínica, mordaz, con un ritintín de
magnificencia que provoca en el interlocutor un rechazo
frontal.
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2. El orgullo es más emocional. Es una
alta opinión de uno mismo mediante la cual la persona
se presenta con una superioridad y un aire de grandeza
extraordinario. Puede ponerse de manifiesto en circunstancias
positivas. En esos casos dimana de causas nobles y puede ser
hasta justo. El orgullo de ser un buen cirujano, un buen
padre, un excelente poeta, ser de una región concreta
de un país... Todo esto está dentro de unos
límites normales. Puede encuadrarse en el
reconocimiento a una labor bien hecha.
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1. Una es la soberbia manifiesta que es
notarial y que se la registra a borbotones, con una claridad
absoluta, lo cual suele ser poco frecuente. Hay petulancia y
presunción.
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2. La otra es la soberbia enmascarada, que es
la más habitual y que se camufla por los entresijos de
la forma de ser y que es más propia de las personas
inteligentes y teniendo un sentido amplio y desparramado que
asoma, se esconde, salta y bulle y revolotea por su mundo
personal. ¿Cuáles son estos síntomas?
Rojas las resume esquemáticamente:
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Aire de suficiencia y engreimiento que refleja un
bastarse a sí mismo y no necesitar de nadie.
Engreimiento lleva al hábito
altanero.
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La borrachera de sí mismo tiene su
génesis de una zona profunda e íntima donde se
elabora esa superioridad. Las manifestaciones más
relevantes son: susceptibilidad casi enfermiza para cualquier
crítica con un cierto fundamento; gran dificultad para
pasar desapercibido; tendencia a hablar siempre de sí
mismo, si éste no es el tema central de
conversación, enseguida decae su interés en la
participación y el diálogo con los
demás; desprecio olímpico hacia cualquier
persona que aflore en su cercanía y de la que se pueda
oír alguna alabanza. Esta embriaguez puede disfrazarse
de los más variados ropajes.
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1. La soberbia entorpece y debilita cualquier
relación amorosa. Cuando alguien tiene un amor
desordenado a sí mismo como el descrito, es
difícil darse a otra persona y poner los sentimientos
y todos sus ingredientes para que esa relación se
consolide. Esto hace casi imposible la convivencia,
volviéndola insufrible, pues reclama pleitesía,
sumisión, acatamiento y hasta servilismo. No podemos
olvidar, que para estar bien con alguien, para establecer una
relación de convivencia estable y que funcione hace
falta estar primero bien con uno mismo.
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2. En la soberbia se hospeda una
obsesión exagerada por uno mismo, que ha ido
conduciendo a una excesiva evaluación del propio
mérito. Y afloran términos como alardear,
jactarse, vanagloriarse.
Freud puso de moda el término narcisismo, recordando a la planta del narciso, que crece a orillas de los estanques y se mira en el espejo que el agua le ofrece.
Termina diciendo Rojas que: Sólo el amor puede cambiar el corazón de una persona. Cuando hay madurez, uno sabe relativizar la propia importancia, ni se hunde en los defectos ni se exalta en los logros. Y a la vez, sabe detenerse en todo lo positivo que observa en los que le rodean. Saber mirar es saber amar. A lo sencillo se tarda tiempo en llegar.
La soberbia en las Sagradas Escrituras.
Mi interés es hacer un análisis de la soberbia desde el punto de vista cristiano, de esta manera, centraré mi estudio en lo que dice la Palabra de Dios expresada fundamentalmente en la Biblia.
La soberbia es el más grave pecado contra Dios, contra el prójimo y contra sí mismo. El hombre se hace autónomo desconociendo su condición de creatura.
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1. Números 15:30 "Más la persona que hiciere algo con soberbia, así el natural como el extranjero, ultraja a Jehová; esa persona será cortada de en medio de su pueblo".
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2. Proverbios 16:18 "Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu".
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3. Isaías 2:11 "La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová solo será exaltado en aquel día".
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4. Proverbios 15:25 "Jehová asolará la casa de los soberbios ..."
Vanidad, vanagloria, sobre autoestima, ostentación, hipocresía, jactancia, celos, violencia, rencores, prepotencia, son algunos de los vicios que engendra la soberbia. Mientras más se tenga en el corazón es mayor fuente de pecados. |
Dice así: "Los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana caída está principalmente inclinada. Es por eso muy importante para todo el que desee avanzar en la santidad aprender a detectar estas tendencias en su propio corazón y examinarse sobre estos pecados".
El Catecismo señala: Los vicios pueden ser catalogados según las virtudes a que se oponen, o también pueden ser referidos a los pecados capitales que la experiencia cristiana ha distinguido siguiendo a san Juan Casiano y a san Gregorio Magno. Son llamados capitales porque generan otros pecados, otros vicios. Estos son: Son la soberbia, la avaricia, la envidia, la ira, la lujuria, la gula, la pereza.
Los pecados capitales son enumerados por Santo Tomás como siete: vanagloria (orgullo-soberbia), avaricia, glotonería, lujuria, pereza, envidia, ira.
El término "capital" no se refiere a la magnitud del pecado sino a que da origen a muchos otros pecados. De acuerdo a Santo Tomás "un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal".
Algunas actitudes y posiciones que nos conducen a la soberbia:
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El sentido de identificación es que
permite identificarnos con alguien, algo y nos da un sentido
de pertenencia. Con cada "etiqueta" que nos agregamos
afianzamos ese sentido de identidad.
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El Sentido de posesión nos hace
"dueños" de algo o alguien: bienes materiales muebles
e inmuebles o bienes inmateriales como el sentirse
dueño de la verdad absoluta.
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El sentirse superior, nos hace creer que tenemos
más privilegios que los demás, mas
sabiduría, más conocimiento, más
santidad, etc.
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El creer que tenemos derechos sobre algo o alguien,
a veces estos derechos son dados por el medio en que vivimos,
la sociedad…
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El sentirse indispensable, único que sin
nosotros nada funciona correctamente…
Un lugar llamado corazón, es el sitio donde se definen todos los sentimientos. A través de ellos llegamos a alcanzar estados de emoción como en una cuerda floja. Y cuando la cuerda se tensa demasiado, corremos el riesgo de partirnos también el alma.
Hablando de nuestro cuerpo físico, el corazón es lo principal de nuestra vida, por eso las Escrituras nos dice que debemos cuidarlo ya que ahí se puede radicar lo más perverso. Jeremías 17:9 "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?" Lo perverso que puede radicar en nuestro corazón es la "soberbia", esta puede llegar a convertirse en una barrera que impida aceptar la corrección de Dios. La soberbia ensucia tanto al corazón que impide aceptar un consejo, o una opinión, es como un murro que hace que no reconozcamos la dirección de Dios. Además, la soberbia nos puede llevar a la jactancia. Santiago 4:16 "Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias".
Las Sagradas Escrituras son muy claras en cuanto se refiere al pecado de la soberbia. Veamos algunos versículos:
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1. Malaquias 4:1 "Porque he aquí, viene
el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y
todos los que hacen maldad serán estopa..."
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2. Proverbios 28:25 "El altivo de ánimo
suscita contiendas; mas el que confía en Jehová
prosperará".
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3. 2 Samuel 22:28 "Porque tú salvas al
pueblo afligido, mas tus ojos están sobre los altivos
para abatirlos".
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4. Jeremías 50:32 "Y el soberbio
tropezará y caerá, y no tendrá quien lo
levante..."
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5. Lucas 1:51 "Esparció a los soberbios
en el pensamiento de sus corazones".
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6. Isaías 13:11 "Y castigaré al
mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad;
y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y
abatiré la altivez de los fuertes".
La única forma de evitar la soberbia es practicando asiduamente la humildad, la tolerancia, el amor fraterno y la unidad en Cristo. En Mateo 11:29-30 nos dice: "Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera."
Debemos tomar conciencia que tal como Satanás nos ha estudiado y conoce cuando y donde tentarnos, así también nosotros debemos prepararnos para la batalla, aprendiendo de cada caída, analizando cada vez que caemos en tentación, analizando los "por qué", cuando, donde, como, que pensamientos y sentimientos precedieron al pecado.
"Hijo, actúa con dulzura en todo lo que hagas, y te querrán más que al hombre generoso. Cuanto más grande seas, más debes humillarte, y alcanzarás el favor del Señor. Porque grande es el poder del Señor, pero son los humildes quienes le glorifican. No pretendas lo que te sobrepasa, ni investigues lo que supera tus fuerzas. Atiende a lo que se te encomienda… No te preocupes por lo que supera a tus obras, porque ya te han enseñado más de lo que alcanza la inteligencia humana…las especulaciones desviaron a muchos, y las falsas ilusiones extraviaron sus pensamientos. Corazón obstinado mal acaba, y el que ama el peligro en él sucumbe. Corazón obstinado se acarrea fatigas, y el pecador acumula pecado tras pecado. La desgracia del orgulloso no tiene remedio, pues la planta del mal ha echado en él sus raíces. El hombre prudente medita los proverbios, un oído atento es el anhelo del sabio" Eclesiastico 3:1-31
Sea cual sea su agravio, no guardes rencor al prójimo, y no actúes guiado por la soberbia puesto que ésta es "Odiosa al Señor y a los hombres, para ambos es un delito la injusticia. La soberanía pasa de una nación a otra, a causa de las injusticias, las violencias y el dinero. ¿De qué se enorgullece el que es tierra y ceniza? ¡si ya en vida su vientre es podredumbre! La larga enfermedad desconcierta al médico, y quien hoy es rey mañana morirá. Y cuando un hombre muere, recibe como herencia lombrices, bichos y gusanos. Principio de la soberbia es alejarse del Señor, apartar el corazón del Creador. Porque principio de la soberbia es el pecado, el que se aferra a ella difunde iniquidad. Por eso el Señor les infligió asombrosos castigos, y abatió a los soberbios hasta aniquilarlos. El Señor derribó del trono a los poderosos, y en su lugar hizo sentar a los sencillos. El Señor arrancó la raíz de los soberbios, y en su lugar plantó a los humildes. El Señor arrasó los territorios de las naciones, y los destruyó hasta los cimientos de la tierra. A algunos los arrebató y destruyó, y borró de la tierra su recuerdo. No está hecha la soberbia para el hombre, ni la violencia para el nacido de mujer" Eclesiastico 10:7-18
Utilidad de la virtud de la humildad para evitar el vicio de la soberbia
Tomás de Aquino define la humildad como "una virtud moral: no es ni intelectual ni teológica". La humildad, igual que la paciencia, es una virtud moral. Tomás opina que los hombres hipócritas ocultan su falsedad bajo la elegancia de su vestimenta. Por el contrario, los hombres nobles de corazón se muestran tal y como son debido a que "la humildad es el fundamento del edificio espiritual". Es decir, proporciona un soporte firme para la estructura del edificio de la interioridad humana: "fundamentalmente la virtud no consiste en las cosas exteriores, sino en la elección más interior de la mente", porque en último término el hombre virtuoso elige el bien entre toda una serie de alternativas que tienen su razón de ser en el don de la libertad.
En efecto, como Tomás mismo indica, la virtud de la humildad es tan importante que su existencia "supone la conservación y fundamento de las otras virtudes en su ser".
Además, escribe el dominico que "la humildad es alguna disposición para el libre acceso del hombre en los bienes espirituales y divinos". Es decir, es un camino abierto hacia aquello que está más allá de nosotros mismos; la soberbia nos encierra en nuestra propia vanidad, nos impide ver más allá de lo material; en cambio, la humildad amplia la perspectiva de nuestro horizonte vital. Sin embargo, a diferencia de la soberbia que persigue el elogio, "la humildad aleja al alma del deseo desordenado de cosas grandes contra la presunción".
Conclusión:
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