Inspirado por la necesidad que tenemos de erradicar la
Soberbia de nuestras vidas, me permito hacer esta
reflexión, con el propósito de que nos ayude a
localizar su origen en nuestra vida y así poder trabajar
en la humildad, tal como nos lo pide Jesús.
Definición del
concepto:
Existen tres términos relacionados: amor propio,
orgullo y soberbia. Para distinguirlos podemos tener en cuenta
que la soberbia es más grave que el orgullo y el orgullo
que el amor propio, aunque bien pudieran ser sinónimos, ya
que la soberbia, el orgullo y el amor propio se manifiestan
normalmente bien compenetrados.
-
1. Del latín superbia,
la soberbia es definida por la real Academia
Española como "el apetito desordenado de ser
preferido a otros". El concepto puede asociarse a
la altivez, el engreimiento,
la presunción y
la petulancia.
-
2. Estimación excesiva de sí
mismo con menosprecio de los demás.
-
3. Característica personal que implica
la constante y permanente autoalabanza.
-
4. Actitud de constante autoadmiración
que hace que la persona en cuestión deje de considerar
los derechos y necesidades de aquellos que la rodean al
considerarlos inferiores y menos importantes.
-
5. Pasión desenfrenada por uno
mismo. Una actitud que consiste en la propia
adoración, en la
idolatría personal.
En el punto número cinco de la definición
dije que: "La soberbia se puede definir como la
pasión desenfrenada por uno mismo. Una actitud que
consiste en la propia adoración, en la
idolatría personal". Esta definición
marca la
diferencia con el orgullo que como dije anteriormente, el orgullo
es: Exceso de estimación propia y de los propios
méritos, por el cual se cree uno superior a los
demás. Vanidad. Satisfacción personal que se
experimenta por algo propio o relativo a uno mismo y que se
considera valioso y, persona que tiene un alto concepto de
sí mismo y confía en todo lo que hace porque tiene
la certeza de que puede hacer todo bien y que no hay nadie mejor
que él. Para ilustrar major la diferencia a mis alumnos
del colegio le diría que, "en una
escala del 1 al 10, el
orgullo puede llegar al 8 en cambio la soberbia al 10 coeficiente
dos porque, el soberbio tiene una pasión desenfrenada por
si mismo. Una actitud de adoración e
idolatría personal. Nunca la persona soberbia
podrá reconocer su error aunque en ello -literalmente- le
costase su vida".
En nuestra
lengua española podemos apreciar que
existe una similitud entre ambos términos y que es muy
fácil de confundir, sin embargo, se puede diferenciar la
soberbia del orgullo porque, el orgullo, puede referirse al
sentimiento valioso que se manifiesta por algo que uno hizo, como
un
trabajo o un esfuerzo. Es lo que señale anteriormente
como "orgullo positivo" de que hablan los psicólogos.
Sentir esto -señalan los clínicos- no es malo en
sí mismo, pero cuando el reconocimiento es excesivo, el
sentimiento resulta negativo. En
psicología se denomina
"narcisismo" a la manifestación exagerada de estos
síntomas.
El psiquiatra y catedrático Enrique Rojas, en un
studio que ha realizado acerca de la soberbia y el orgullo, es
bastante claro en su
exposición, de esta manera, y a la
luz del
conocimiento científico, anexo parte de su
documento:
Dice:
La soberbia consiste en concederse más
méritos de los que uno tiene. Es la trampa del amor
propio: estimarse muy por encima de lo que uno vale. Es falta de
humildad y por tanto, de lucidez. Señala además
que, la soberbia es la pasión desenfrenada sobre sí
mismo. Apetito desordenado de la propia persona que descansa
sobre la hipertrofia de la propia excelencia y que es fuente y
origen de muchos males de la conducta y es ante todo una actitud
que consiste en adorarse a sí mismo: sus notas más
características son prepotencia, presunción,
jactancia, vanagloria, situarse por encima de todos lo que le
rodean. La
inteligencia hace un juicio deformado de sí en
positivo, que arrastra a sentirse el centro de todo, un
entusiasmo que es idolatría personal
Mas adelante Rojas señala que hay dos tipos de
soberbia:
-
1. La una que es vivida como pasión, que
comporta un afecto excesivo, vehemente, ardoroso, que llega a
ser tan intenso que nubla la razón, pudiendo incluso
anularla e impedir que los hechos personales se vean con una
mínima objetividad.
-
2. La otra es percibida como sentimiento de
forma más suave que podríamos llamar
orgullo.
Por otra parte, -acota- la soberbia es más
intelectual y emerge en alguien que realmente tiene una cierta
superioridad en algún plano destacado de la vida. Se trata
de un ser humano que ha destacado en alguna faceta y sobre una
cierta base. El balance propio saca las cosas de quicio y pide y
exige un reconocimiento publico de sus logros y que tienen una
deformación de la
percepción de la realidad de uno
mismo por exceso por lo que dejamos de ver nuestros propios
defectos, quedando éstos diluidos en nuestra imagen de
personas superiores que no son capaces de ver nada a su altura,
todo les queda pequeño.
Rojas continúa su explicación diciendo que
hay una gradación entre dos estirpes: soberbia-orgullo que
van de más a menos intensidad, tanto en la forma como en
el contenido. Entre la soberbia y el orgullo hay matices
diferenciales, aunque sus características se repiten como
denominador común. Se puede resumir así: apetito
desordenado de la propia valía y superioridad. Es una
tendencia a demostrar la superioridad, la categoría y la
preeminencia que uno cree que tiene frente a los de su entorno.
En general estos dos conceptos se manejan como términos
sinónimos, aunque se pueden apreciar algunas diferencias
interesantes.

-
1. La soberbia es más cerebral, se da en
alguien que objetivamente tiene una cierta superioridad, que
realmente sobresale en alguna faceta de su vida. Hay una
evidencia por la que puede ser tentado por la soberbia, no
necesitando del halago de los otros y haciendo él
mismo su propio y permanente elogio de forma clara y difusa,
rotunda y desdibujada, a tiempo y a destiempo, con
ocasión y sin ella. Sus manifestaciones son más
internas y privadas, aunque pueden ser observadas por una
atmósfera grandiosa que él crea sobre su
persona y además, a través de sus
máscaras; hay arrogancia, altanería, tono
despectivo hacia los demás, que se mezclan con
desprecio, desconsideración, frialdad en el trato,
distancia gélida, impertinencia e incluso, tendencia a
humillar. Otras veces, esas máscaras son de una
insolencia cínica, mordaz, con un ritintín de
magnificencia que provoca en el interlocutor un rechazo
frontal.
-
2. El orgullo es más emocional. Es una
alta opinión de uno mismo mediante la cual la persona
se presenta con una superioridad y un aire de grandeza
extraordinario. Puede ponerse de manifiesto en circunstancias
positivas. En esos casos dimana de causas nobles y puede ser
hasta justo. El orgullo de ser un buen cirujano, un buen
padre, un excelente poeta, ser de una región concreta
de un país... Todo esto está dentro de unos
límites normales. Puede encuadrarse en el
reconocimiento a una labor bien hecha.
Continúa señalando el psiquiatra Rojas que
se pueden distinguir dos modalidades clínicas de la
soberbia, entre las cuales cabe un espectro intermedio de formas
soberbias.
-
1. Una es la soberbia manifiesta que es
notarial y que se la registra a borbotones, con una claridad
absoluta, lo cual suele ser poco frecuente. Hay petulancia y
presunción.
-
2. La otra es la soberbia enmascarada, que es
la más habitual y que se camufla por los entresijos de
la forma de ser y que es más propia de las personas
inteligentes y teniendo un sentido amplio y desparramado que
asoma, se esconde, salta y bulle y revolotea por su mundo
personal. ¿Cuáles son estos síntomas?
Rojas las resume esquemáticamente:
-
Aire de suficiencia y engreimiento que refleja un
bastarse a sí mismo y no necesitar de nadie.
Engreimiento lleva al hábito
altanero.
-
La borrachera de sí mismo tiene su
génesis de una zona profunda e íntima donde se
elabora esa superioridad. Las manifestaciones más
relevantes son: susceptibilidad casi enfermiza para cualquier
crítica con un cierto fundamento; gran dificultad para
pasar desapercibido; tendencia a hablar siempre de sí
mismo, si éste no es el tema central de
conversación, enseguida decae su interés en la
participación y el diálogo con los
demás; desprecio olímpico hacia cualquier
persona que aflore en su cercanía y de la que se pueda
oír alguna alabanza. Esta embriaguez puede disfrazarse
de los más variados ropajes.
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1. La soberbia entorpece y debilita cualquier
relación amorosa. Cuando alguien tiene un amor
desordenado a sí mismo como el descrito, es
difícil darse a otra persona y poner los sentimientos
y todos sus ingredientes para que esa relación se
consolide. Esto hace casi imposible la convivencia,
volviéndola insufrible, pues reclama pleitesía,
sumisión, acatamiento y hasta servilismo. No podemos
olvidar, que para estar bien con alguien, para establecer una
relación de convivencia estable y que funcione hace
falta estar primero bien con uno mismo.
-
2. En la soberbia se hospeda una
obsesión exagerada por uno mismo, que ha ido
conduciendo a una excesiva evaluación del propio
mérito. Y afloran términos como alardear,
jactarse, vanagloriarse.
Entre la soberbia y el orgullo hay grados, matices,
vertientes y cruzamientos recíprocos. Por esos linderos se
suele acabar en el narcisismo, patrón de conducta
presidido por el complejo de superioridad, la necesidad enfermiza
de reconocimiento de sus valías por parte de la gente del
entorno y la permanente autocontemplación
gustosa.
Freud puso de moda el término narcisismo,
recordando a la planta del narciso, que crece a orillas de los
estanques y se mira en el espejo que
el agua le
ofrece.
Termina diciendo Rojas que: Sólo el amor puede
cambiar el corazón de una persona. Cuando hay madurez, uno
sabe relativizar la propia importancia, ni se hunde en los
defectos ni se exalta en los logros. Y a la vez, sabe detenerse
en todo lo positivo que observa en los que le rodean. Saber mirar
es saber amar. A lo sencillo se tarda tiempo en
llegar.
La soberbia en las Sagradas Escrituras.
Mi interés es hacer un
análisis de la
soberbia desde el punto de vista cristiano, de esta manera,
centraré mi estudio en lo que dice la Palabra de Dios
expresada fundamentalmente en la Biblia.
La soberbia es el más grave pecado contra Dios,
contra el prójimo y contra sí mismo. El hombre se
hace autónomo desconociendo su condición de
creatura.
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1. Números 15:30
"Más la persona que hiciere algo con soberbia,
así el natural como el extranjero, ultraja a
Jehová; esa persona será cortada de en medio de
su pueblo".
-
2. Proverbios 16:18 "Antes del
quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la
altivez de espíritu".
-
3. Isaías 2:11 "La altivez
de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de
los hombres será humillada; y Jehová solo
será exaltado en aquel día".
-
4. Proverbios 15:25 "Jehová
asolará la casa de los soberbios ..."
La soberbia fue el primer pecado que se cometió
en los tiempos inmemoriales con Satanás que se
reveló contra Dios llevandose consigo a otros
ángeles, y el mismo, ya en el tiempo del hombre, lo
llevó al primer pecado de rebeldía, de
autonomía, de auto dependencia, de autodominio. Es lo que
Dios nos hace ver en su palabra desde el capítulo 3º
del Génesis. La soberbia está a la raíz
del pecado original y por eso es la fuente y raíz de todos
los pecados, y es por lo tanto la puerta para todo otro pecado.
La soberbia es fuente de muchos
delitos; por eso se ora a Dios el
Señor: "Guarda a tu siervo también del orgullo
no sea que me domine; entonces seré irreprochable, libre
de
delito grave" Sal 19:14.
Vanidad, vanagloria, sobre autoestima,
ostentación, hipocresía, jactancia, celos,
violencia, rencores, prepotencia, son algunos de los vicios
que engendra la soberbia. Mientras más se tenga en
el corazón es mayor fuente de pecados. |
La Igleia Católica habla de la soberbia como uno
de los siete pecados capitales.
Dice así: "Los pecados o vicios capitales son
aquellos a los que la
naturaleza humana caída está
principalmente inclinada. Es por eso muy importante para todo el
que desee avanzar en la santidad aprender a detectar estas
tendencias en su propio corazón y examinarse sobre estos
pecados".
El Catecismo señala: Los vicios pueden
ser catalogados según las virtudes a que se oponen, o
también pueden ser referidos a los pecados
capitales que la experiencia cristiana ha distinguido
siguiendo a san Juan Casiano y a san Gregorio Magno. Son llamados
capitales porque generan otros pecados, otros vicios. Estos son:
Son la soberbia, la avaricia, la envidia, la ira, la lujuria, la
gula, la pereza.
Los pecados capitales son enumerados por Santo
Tomás como siete: vanagloria (orgullo-soberbia),
avaricia, glotonería, lujuria, pereza, envidia,
ira.
El término "
capital" no se refiere a la
magnitud del pecado sino a que da origen a muchos otros
pecados. De acuerdo a Santo Tomás "un vicio capital
es aquel que tiene un fin excesivamente deseable de manera tal
que en su deseo, un hombre comete muchos pecados todos los cuales
se dice son originados en aquel vicio como su fuente
principal".
Algunas actitudes y posiciones que nos conducen a la
soberbia:
-
El sentido de identificación es que
permite identificarnos con alguien, algo y nos da un sentido
de pertenencia. Con cada "etiqueta" que nos agregamos
afianzamos ese sentido de identidad.
-
El Sentido de posesión nos hace
"dueños" de algo o alguien: bienes materiales muebles
e inmuebles o bienes inmateriales como el sentirse
dueño de la verdad absoluta.
-
El sentirse superior, nos hace creer que tenemos
más privilegios que los demás, mas
sabiduría, más conocimiento, más
santidad, etc.
-
El creer que tenemos derechos sobre algo o alguien,
a veces estos derechos son dados por el medio en que vivimos,
la sociedad…
-
El sentirse indispensable, único que sin
nosotros nada funciona correctamente…
La soberbia en el corazón:
Un lugar llamado corazón, es el sitio donde se
definen todos los sentimientos. A través de ellos llegamos
a alcanzar estados de emoción como en una cuerda floja. Y
cuando la cuerda se tensa demasiado, corremos el
riesgo de
partirnos también el alma.
Hablando de nuestro cuerpo físico, el
corazón es lo principal de nuestra vida, por eso las
Escrituras nos dice que debemos cuidarlo ya que ahí
se puede radicar lo más perverso. Jeremías 17:9
"Engañoso es el corazón más que todas las
cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?" Lo
perverso que puede radicar en nuestro corazón es la
"soberbia", esta puede llegar a convertirse en una barrera que
impida aceptar la corrección de Dios. La soberbia ensucia
tanto al corazón que impide aceptar un consejo, o una
opinión, es como un murro que hace que no reconozcamos la
dirección de Dios. Además, la soberbia nos puede
llevar a la jactancia. Santiago 4:16 "Pero ahora os
jactáis en vuestras soberbias".
Las Sagradas Escrituras son muy claras en cuanto se
refiere al pecado de la soberbia. Veamos algunos
versículos:
-
1. Malaquias 4:1 "Porque he aquí, viene
el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y
todos los que hacen maldad serán estopa..."
-
2. Proverbios 28:25 "El altivo de ánimo
suscita contiendas; mas el que confía en Jehová
prosperará".
-
3. 2 Samuel 22:28 "Porque tú salvas al
pueblo afligido, mas tus ojos están sobre los altivos
para abatirlos".
-
4. Jeremías 50:32 "Y el soberbio
tropezará y caerá, y no tendrá quien lo
levante..."
-
5. Lucas 1:51 "Esparció a los soberbios
en el pensamiento de sus corazones".
-
6. Isaías 13:11 "Y castigaré al
mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad;
y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y
abatiré la altivez de los fuertes".
Formas de evitar la Soberbia:
La única forma de evitar la soberbia es
practicando asiduamente la humildad, la
tolerancia, el amor
fraterno y la unidad en Cristo. En Mateo 11:29-30 nos
dice: "Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de
mí, que soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es
suave y mi carga ligera."
Debemos tomar
conciencia que tal como Satanás nos
ha estudiado y conoce cuando y donde tentarnos, así
también nosotros debemos prepararnos para la batalla,
aprendiendo de cada caída, analizando cada vez que caemos
en tentación, analizando los "por qué", cuando,
donde, como, que pensamientos y sentimientos precedieron al
pecado.

"Hijo, actúa con dulzura en todo lo que hagas, y
te querrán más que al hombre generoso. Cuanto
más grande seas, más debes humillarte, y
alcanzarás el favor del Señor. Porque grande es el
poder del Señor, pero son los humildes quienes le
glorifican. No pretendas lo que te sobrepasa, ni investigues lo
que supera tus fuerzas. Atiende a lo que se te encomienda…
No te preocupes por lo que supera a tus obras, porque ya te han
enseñado más de lo que alcanza la inteligencia
humana…las especulaciones desviaron a muchos, y las falsas
ilusiones extraviaron sus pensamientos. Corazón
obstinado mal acaba, y el que ama el peligro en él
sucumbe. Corazón obstinado se acarrea fatigas, y el
pecador acumula pecado tras pecado. La desgracia del orgulloso no
tiene remedio, pues la planta del mal ha echado en él sus
raíces. El hombre prudente medita los proverbios, un
oído atento es el anhelo del sabio" Eclesiastico
3:1-31
Sea cual sea su agravio, no guardes rencor al
prójimo, y no actúes guiado por la soberbia puesto
que ésta es "Odiosa al Señor y a los hombres, para
ambos es un delito la injusticia. La
soberanía pasa de una
nación a otra, a causa de las injusticias, las violencias
y
el dinero. ¿De qué se enorgullece el que es
tierra y ceniza? ¡si ya en vida su vientre es podredumbre!
La larga enfermedad desconcierta al médico, y quien hoy es
rey mañana morirá. Y cuando un hombre muere, recibe
como
herencia lombrices, bichos y gusanos. Principio de la
soberbia es alejarse del Señor, apartar el corazón
del Creador. Porque principio de la soberbia es el pecado,
el que se aferra a ella difunde iniquidad. Por eso el
Señor les infligió asombrosos castigos, y
abatió a los soberbios hasta aniquilarlos. El Señor
derribó del trono a los poderosos, y en su lugar hizo
sentar a los sencillos. El Señor arrancó la
raíz de los soberbios, y en su lugar plantó a los
humildes. El Señor arrasó los territorios de las
naciones, y los destruyó hasta los cimientos de
la tierra.
A algunos los arrebató y destruyó, y borró
de la tierra su recuerdo. No está hecha la soberbia para
el hombre, ni la violencia para el nacido de mujer" Eclesiastico
10:7-18
Utilidad de la virtud de la humildad para evitar el
vicio de la soberbia
Tomás de Aquino define la humildad como "una
virtud
moral: no es ni intelectual ni teológica". La
humildad, igual que la paciencia, es una virtud moral.
Tomás opina que los hombres hipócritas ocultan su
falsedad bajo la elegancia de su vestimenta. Por el contrario,
los hombres nobles de corazón se muestran tal y como son
debido a que "la humildad es el fundamento del edificio
espiritual". Es decir, proporciona un soporte firme para la
estructura del edificio de la interioridad humana:
"fundamentalmente la virtud no consiste en las cosas exteriores,
sino en la elección más interior de la mente",
porque en último término el hombre virtuoso elige
el bien entre toda una serie de alternativas que tienen su
razón de ser en el don de la
libertad.
En efecto, como Tomás mismo indica, la virtud de
la humildad es tan importante que su existencia "supone la
conservación y fundamento de las otras virtudes en su
ser".
Además, escribe el dominico que "la humildad es
alguna disposición para el libre acceso del hombre en los
bienes espirituales y divinos". Es decir, es un camino abierto
hacia aquello que está más allá de nosotros
mismos; la soberbia nos encierra en nuestra propia vanidad, nos
impide ver más allá de lo material; en cambio, la
humildad amplia la perspectiva de nuestro horizonte vital. Sin
embargo, a diferencia de la soberbia que persigue el elogio, "la
humildad aleja al alma del deseo desordenado de cosas grandes
contra la presunción".
Conclusión:
Hoy es un buen día para arrepentirnos de
cualquier arrogancia, soberbia, orgullo o altivez espiritual con
la que hayamos ofendido a Dios y a nuestros hermanos en la
fe. Delante de los ojos de Dios, su iglesia
urgentemente necesita arrepentirse. Si no aceptamos la Palabra de
Dios como reprimenda, entonces Dios mismo nos quebrantará
y dará permiso a Satanás para zarandearnos. Y
nosotros no queremos eso, definitivamente.

Para reflexionar:
-
¿Eres incapaz de pedir perdón aunque
reconoces que debes hacerlo?
-
¿No aceptas trabajos humildes y pones excusas
para no hacerlos?
-
¿Culpas de tus fracasos, problemas,
sufrimientos, penas a otras personas?
-
¿Haces cosas importantes solo para agradar a
Dios o para que te vean?
Para recordar:
Debes recordar que el orgullo y la soberbia son enemigos
poderosos de tu paz interior e impiden enfrentar a tus mecanismos
de defensa y enemigos de tu mundo interior. "El temor del
Señor es aborrecer el mal. El orgullo, la arrogancia, el
mal camino y la boca perversa, yo aborrezco" (Prov.
8:13).
O R A C I Ó N
Señor Jesús todo mi ser te alaba, te
bendice y muestra gratitud eterna por tu sacrificio de
redención de nuestras
faltas. Por ese amor a tus
criaturas, Hijo de Dios y Señor nuestro, te suplico que me
liberes del orgullo, de mi prepotencia, de cualquier forma de
arrogancia, de la vanidad, de ese exceso de estimación
propia que me convierte en una persona indolente, autosuficiente
y creyéndome superior a los demás. Te ruego que tu
poder destruya las cadenas que me atan a la altivez y a todo
apetito desordenado de ser preferido/a a otros. Hazme libre de la
satisfacción y envanecimiento por la contemplación
de las propias prendas con menosprecio de los demás.
Confío en que escucharás mis ruegos y mis
pedimentos, pues arrepentido/a como estoy de mis actitudes y
acciones, atenderás a este corazón
contrito.
Amen y amen, amen
Por favor sigue rezando y pregunta al Señor si
estás justificado/a. Permíteme compartir una
parábola que Jesús contó:
"A unos que confiaban en sí mismos como justos, y
menospreciaban a los otros, dijo también esta
parábola: Dos hombres subieron al templo a orar; uno era
fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba
consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias que no soy
como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni
aún como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy
diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no
quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se
golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a
mí, pecador. Os digo que éste descendió a su
casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se
enaltece, será humillado; y el que se humilla, será
enaltecido." Lucas 18:9-14
ORACIÓN
"Oh Jesús mío, ayúdame a evitar el
pecado del orgullo, cuando hablo en Tu Nombre. Perdóname
si alguna vez menosprecié a alguien en Tu Santo Nombre.
Ayúdame a escuchar, Jesús, cuando Tu voz habla y
lléname de Tu Santo Espíritu, para que así
pueda discernir, la verdad de Tu Palabra cuando llames a la
Humanidad. Amén."